Un paso firme hacia la autonomía estratégica europea: La nueva asignación del PERTE Chip siembra la semilla de la innovación en microelectrónica y ciberseguridad a lo largo de diez comunidades autónomas.
HoyLunes – En un mundo donde la hegemonía tecnológica define el poder geopolítico, la noticia de que el Ministerio de Industria y Turismo, bajo la dirección de Jordi Hereu, ha asignado provisionalmente «30.5 millones de euros» del PERTE Chip a 33 nuevos proyectos representa mucho más que una simple transferencia de fondos. Es la confirmación de que España ha comprendido la lección de la pandemia y la urgencia de fortalecer la cadena de valor de los semiconductores, un componente esencial para prácticamente toda la industria moderna, desde el automóvil hasta la telemedicina.
Esta nueva inyección financiera no es solo un estímulo puntual, sino una «inversión estructural» que toca las fibras más sensibles de la innovación: diseño de chips, sensores avanzados, tecnologías encapsuladas y el crucial ámbito de la ciberseguridad.
La dispersión geográfica de esta asignación merece especial reconocimiento. Al distribuir los fondos entre «33 proyectos en 10 comunidades autónomas», el Gobierno está enviando una señal clara: la soberanía tecnológica se construye de forma inclusiva, aprovechando el talento disperso por todo el territorio nacional y evitando la concentración en un único polo.

Elogiamos la diligencia del Ministerio por movilizar estos recursos de forma decisiva. La rápida asignación de los fondos del PERTE, especialmente en sectores de alto valor añadido y riesgo tecnológico, demuestra un «compromiso real» con la meta de fortalecer las capacidades de diseño y producción de la microelectrónica.
Si analizamos el contexto histórico, el «boom» de la digitalización global puso de manifiesto nuestra vulnerabilidad ante la dependencia asiática en la fabricación de chips. El PERTE Chip, con su ambición de promover la autonomía estratégica nacional y de la UE, actúa como la respuesta necesaria a esa fragilidad.

Aunque la cifra de 30.5 millones de euros es significativa para el ecosistema investigador y empresarial español, la clave de este PERTE reside en su «visión integral». No se trata únicamente de «poner fábricas», sino de «generar conocimiento» en la fase de diseño, donde realmente reside el valor intelectual y la posibilidad de diferenciación de España. El foco en tecnologías encapsuladas y ciberseguridad sugiere una madurez analítica al abordar los «gaps» críticos de la cadena de suministro tecnológica.
La decisión de financiar iniciativas de diseño de chips demuestra que se está priorizando la «innovación intelectual» sobre la mera replicación de procesos, un camino más difícil, pero potencialmente más rentable a largo plazo para asegurar un nicho estratégico propio dentro de Europa.
Estos 30.5 millones de euros son la semilla plantada en la tierra fértil de la investigación española. Ahora, la responsabilidad recae tanto en las empresas y centros tecnológicos beneficiados para ejecutar los proyectos con rigor, como en el Gobierno para asegurar la continuidad y la estabilidad de esta financiación estratégica.

España está demostrando que tiene el músculo intelectual y la voluntad política para dejar de ser solo un consumidor de tecnología y convertirse en un «productor y diseñador clave» en la economía del silicio. La inversión de hoy es la garantía de la competitividad, la seguridad y la prosperidad de mañana. El futuro de la microelectrónica en España acaba de recibir una señal clara de encendido.
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